¡Hola, queridos lectores futboleros! Hoy nos vamos a meter de lleno en el corazón de Carlos Casares para contarles todo sobre ese partidazo que se jugó en el Estadio Ofelia Rosenzuaig. Agarrate porque esto tiene más sorpresas que un recital del Indio Solari con Charly García como invitado.
El encuentro entre Agropecuario y Colón de Santa Fe fue una montaña rusa emocional, digna de cualquier telenovela argentina pero sin los llantos exagerados. El primer tiempo terminó 0-0, con más amarillas que fans desesperados por selfies en la salida de un show del Kun Agüero (sí, también canta). J. Sills abrió la veda a los 7 minutos y después siguieron Thaller y Molina marcando tendencia con sus propias tarjetitas amarillas. Parecía una colección otoño-invierno pero de advertencias del árbitro.
Llegamos al segundo tiempo y aquí las cosas se pusieron tan picantes como chimichurri en choripán prohibido. Blando rompió el hielo para Agropecuario metiendo un gol al minuto 54 —un verdadero grito sagrado— mientras Gigliotti no quiso ser menos e igualó para Colón a los 68’. Pero señoras y señores, cuando el reloj marcaba 90′, F. Coronel – ese muchacho sí que sabe cómo cerrar un espectáculo – clavó otro tanto llevándose todos los aplausos cual Pappo en pleno solo.
Y hablando de ritmo frenético: ¡las sustituciones! Si pensabas que tu familia era grande esperá a ver cuánta gente entraba y salía del campo… parecía estación Retiro un viernes feriado largo; cambios por aquí, cambios por allá… Y ni hablar del festival de tarjetas amarillas; eso sí hubiera hecho feliz hasta al mismísimo Diego Maradona mirando desde arriba diciendo: “Esto es pasión pibe”.
En fin amigos míos, así transcurrió este partido legendario donde Agropecuario logró sacarse unos buenos kilates frente a Colón con un resultado final orgulloso como Cerati tocando ‘De música ligera’. ¡Qué noche Tete!
Nos leemos pronto con más historias donde nuestra pelota sigue siendo mucho más que veintidós locos corriendo detrás de ella – es toda una reliquia cultural argenta. Abrazo grande y recordá siempre dónde está la magia: En cada cancha, sea barrial o monumental.