¡Buenas, gente! Hoy les traigo el resumen de un partidazo que se mandaron en la Primera Nacional, más precisamente en el Estadio Ofelia Rosenzuaig allá por Carlos Casares. Para los que no pudieron verlo, Agropecuario le pasó el tractor por encima a Defensores Unidos con un contundente 3-0. ¡Y eso que al medio tiempo estaba todo más empatado que baile de administrativos!
El primer tiempo fue como esos recitales donde la banda está afinando instrumentos y vos solo querés que empiecen los hits. Pero bueno, paciencia tiene el hincha argentino esperando algún acorde melodioso entre patadas y pases fallidos.
Ya para la segunda mitad, parecía que alguien le había recordado a Agropecuario sus épocas doradas tipo una vieja canción del Cuarteto de Nos porque salieron con todo. Apenas arrancada la etapa complementaria (minuto 49), A. Gagliardi abrió el marcador dejando al arquero contrario haciendo ademanes más inútiles que intentar explicar teoría cuántica en La Mona Jiménez.
No contento con eso, Blando –que de blando tuvo poco– clavó otra pepa al minuto 61 después de bailarse a dos defensas como si estuviera esquivando charcos en Woodstock ’69 bajo efectos lisérgicos; pura magia futbolística nomás.
Como para cerrar esta noche epistolar cual Charly García tocándole timbre psicológico a sus fans desde una azotea invisible, D. Ruiz Diaz se despachó con otro golito hacia finales del segundo tiempo (65′), liquidando completamente las esperanzas rivales como quien apaga una vela luego de una serenata desafinada.
Entre medias hubo tarjetitas amarillas y hasta alguna roja directa tan dramática como telenovela turca en horario central –especial mención merece ese momentazo cuando R.Juarez vio la colorada igualito a Pappo chocándole su blues pesado contra un poste sin anestesia.
En fin… Agropecuario demostró estar tan aceitado como asado bien hecho (ahh… dije no mencionarlo pero es más fuerte). Mientras tanto Defensores Unidos necesitará revisar estrategias —tal vez cambiar esa milonga táctica— antes del próximo encuentro porque hoy fueron parte del folclore trágico deportivo nacional: esos días donde nada sale y mejor ni hablar mucho sobre ello…
¿Qué aprendemos? En fútbol siempre hay revancha —y mientras haya pelota rodante tendremos historias para contarles— aunque algunos jueguen notas fuera de tono o metan cambios menos pensados qué soda cerca del mate ¡Saludos pa’ todos!