¡Buenas, muchachos! Hoy les traigo un relato picante del último partido que se jugó en el mismísimo Estadio Diego Armando Maradona. Los pibes de Argentinos JRS y Defensa Y Justicia nos dieron una noche más movida que recital de La Renga.
Para empezar, los bichitos colorados (Argentinos JRS) salieron al campo con la furia de Charly García en uno de sus conciertos: directo a romperla sin pedir permiso ni perdón. Ya a los 5 minutos, Ezequiel Viveros abrió el marcador como si fuera Fito Páez encontrando la nota perfecta en su piano —sin asistencia, todo talento propio.
No pasaron muchos temas… digo minutos, y ya para el minuto 12 Luciano Lozano clavaba el segundo golazo con una ayuda magistral de Nicolás Oroz – esa dupla sí que sabe cómo armar buen fútbol che. Parecían Sui Generis en sus mejores tiempos, pura sincronización.
Pero no paró ahí la cosa; Thiago Molina metió otro tanto al minuto 24 dando cátedra solo como podría hacer Andrés Calamaro cuando agarra la guitarra… ¡y todavía era primer tiempo! Para cerrar esta primera parte casi sin respiro, Rodrigo Vega selló un cuarto gol para Argentinos antes del descanso.
La segunda mitad fue menos dramática pero tuvo su salsa igual. Apenas arrancando después del entretiempo, Defensa Y Justicia intentó ponerse las pilas e hizo su único gol por cortesía de Abiel Osorio – algo es algo dijo un ciego ¿no? Pero amigos míos… eso apenas fue consuelo frente a ese vendaval rojo inicial.
El resto del encuentro incluyó tarjetas amarillas repartidas como pan caliente – Lucas Gómez y Kevin Balanta mostrándonos que también saben jugar duro -, cambios estratégicos tipo cambio mánager banderillero en pleno show musical. En fin…
Al finalizar los 90′, quedaba claro quién había tocado mejor sus cartas o debería decir instrumentos este día. Con un aplastante 4-1 sobre Defensa Y Justicia bajo las luces del estadio nombrado tras nuestro querido Diegote; parece ser que Argentinos JRS tiene bien afinados todos sus instrumentales esta temporada.
Así acabamos otra jornada futbolera donde lo único seguro es que nunca falta acción digna de nuestros grandes ídolos musicales: siempre intensa e impredecible – tal cual Gustavo Cerati entregando esos solazos épicos ante miles!
Esperemos ver qué nos tienen preparado estos equipos para los próximos partidos porque si siguen así vamos a necesitar varios “encores”. Hasta entonces… ¡nos vemos en la próxima crónica deportiva mis viejos!