Bienvenidos al análisis del partido entre Atlético Tucumán e Instituto Córdoba: una montaña rusa de emociones
¡Che, qué partidazo nos mandamos en el Estadio Monumental Presidente José Fierro! Es que cuando se juntan estos dos equipos, sabemos que la cosa va a ser más movida que bailar un malambo con zapatos nuevos. Un encuentro donde vimos más cambios de rumbo que Charly García en sus mejores épocas.
El árbitro Hernán Mastrangelo fue como Pappo en la ruta 66, llevando el timón firme pero siempre cerca de alguna sorpresita. Arrancamos con ese nerviosismo típico de primer round del Torneo Clausura —sí, esa etapa donde todo puede pasar y generalmente pasa.
Atlético Tucumán salió a jugar como si estuviera poseído por el espíritu luchador del Chaqueño Palavecino; pegándole al arco desde todos los flancos. Y claro, antes de cerrar la primera mitad (45 minutos para ser exactos), Mateo Coronel les demostró lo que es tener puntería fina sin necesidad de mira telescópica: ¡golazo para irnos al descanso!
Pero ojo, porque Instituto no se quedó atrás ni mucho menos. Parecían liderados por Luca Prodan queriendo volver siempre a escena contra todos los pronósticos. Apenas arranca el segundo tiempo y ya están haciendo cambios tácticos dignos de un equipo que quiere dar vuelta la historia… aunque sea tan difícil como encontrarle rima a “naranja”.
Y sí señoritas y señores: Alex Luna parecía llevar puestos unos botines bendecidos por San Expedito porque clavó no uno sino dos goles (uno penal) mostrando una sangre fría impresionante en esos momentos críticos.
Pero este tira y afloje tenía más idas y vueltas que Fito Páez cambiando acordes en su piano. Miguel Brizuela no se quiso quedar atrás y sumaba otro tanto para Atlético dejando claro que esto iba a ser una lucha hasta el final.
Ya sobre el cierre del partido, Nicolás Laméndola decidió poner las cosas 3-2 marcando casi sobre la hora después unas cuantas sustituciones tipo carnaval carioca —entraban y salían jugadores tan rápido como invitados en cumpleaños sorpresa— terminaron dándole ese toque picante extra necesario para garantizar los tres puntos fueron bien tucumanos esta vez.
En resumen: ¿Qué nos deja este duelo? Que tanto Atlético Tucumán como Instituto Córdoba tienen más alma combativa que La Renga tocando bajo lluvia torrencial. Nos hicieron vibrar durante 90 minutos intensos llenos de acción pura – algo así como ver competir campeones barriales mientras toda tu familia debate quién hace las empanadas más picantes.
No queda otra muchachada: ajustense los cinturones porque este campeonato promete tantas revoluciones emocionales cómo solo nuestro fútbol argentino sabe entregar.
¡Hasta la próxima batalla futbolera!