¡Ah, bueh! Si te gustan los partidos con más tarjetas que goles, el choque entre Banfield y Independiente en el Florencio Solá fue tu noche ideal, papá. Un verdadero festival de amonestaciones, como si los jugadores hubieran estado más enfocados en coleccionar tarjetas que en meter goles. ¡Ni que fuera un álbum del mundial, che!
Arrancamos con Juan Bisanz de Banfield, que se ganó una amarilla más rápido que un “¿qué te pasa, querés cobrar?” en un asado entre amigos. Y así, como quien no quiere la cosa, siguieron cayendo amonestaciones como chorizos en la parrilla. Álvaro Angulo de Independiente no se quiso quedar atrás y también sacó tarjeta, pero por jugar a las manitas en el área.
Entre tarjetas y foules, el partido fue una mezcla de nerviosismo y pierna fuerte, como tango en baldosa floja. El medio campo parecía la 9 de Julio en hora pico, todos queriendo pasar pero nadie avanzaba.
Y hablando de cambios, ambos equipos movieron el banco como si fuera una partida de ajedrez en el Parque Rivadavia. Mancuello, ese veterano de mil batallas, se fue reemplazado en Independiente y en Banfield, tiraron mano de Pombo y Bisanz para ver si refrescaban las ideas, pero ni así.
Para colmo, los técnicos parecían más indecisos que novio en tienda de anillos. Cambios por aquí, cambios por allá, pero la falta de creatividad fue el pan nuestro de cada minuto. Finalmente, el marcador no se movió. Fue un cero tan grande como el obelisco, che.
En resumen, si esperabas goles, mejor revisá el resumen de algún partido de tenis, porque aquí lo único que hubo fueron tarjetas y más tarjetas, como si el referí fuera un croupier en un casino. Un empate sin goles que, si bien sumó un punto para cada uno, dejó a los hinchas con más ganas de gol que Maradona en el ’86.
Así que, si estuviste en el estadio o viendo el partido en casa, seguro te quedaste con ganas de algo más emocionante. Pero bueno, esto es fútbol y, como en la vida misma, no siempre se puede ganar. ¡Hasta la próxima, queridos hinchas! Y recuerden, en el fútbol como en el asado, lo importante es cómo se maneja el fuego, no solo poner la carne en la parrilla.