¡Buenas, muchachos! Agarren la mateada y acomódense que les voy a contar del partidazo que se vivió en el Estadio Florencio Solá, donde Banfield y Argentinos JRS se cruzaron como dos compadres en un duelo de truco: con picardía, estrategia y algún que otro lance dudoso.
Para empezar, la cosa se puso picante antes de que el tinto llegue a la mesa. A los 7 minutos, el pobre D. Rodríguez de Banfield se mandó un gol en contra que ni el mismísimo Fantasma de Canterville hubiera querido aparecer en esa jugada. ¡Un inicio más torcido que caminito!
Pero Banfield no se quedó chito, y aunque el ambiente estaba más tenso que cuerda de guitarra, siguieron buscando. Eso sí, la cosa no se descomprimió porque a los 12, Ramiro Di Luciano se ganó una amarilla por un foul que fue más evidente que el dulce de leche en un alfajor.
Los Bichitos de La Paternal, no se quedaron atrás y empezaron a mover el banco como quien revuelve la yerba en el mate, buscando ese gustito especial. A los 26, É. Godoy salió y entró R. Vega, un cambio que prometía más frescura que la brisa en Mar del Plata.
Ya en el segundo tiempo, con Banfield aún lamiendo sus heridas, Argentinos metió el segundo gracias a T. Molina a los 62 minutos, un golazo que cayó como choripán en asado con amigos. Pero como en todo buen asado, siempre hay algo de drama y esta vez no fue la excepción.
Banfield, con el cuchillo entre los dientes, se lanzó al ataque, y aunque parecía que el partido se moría más tranquilo que siesta de domingo, L. Gómez de Argentinos JRS clavó el tercero en el tiempo añadido. ¡Un gol en el último suspiro que dejó a los de Banfield más fríos que helado de palito!
En resumen, Argentinos JRS se llevó los tres puntos con una victoria 2-1 sobre Banfield en un partido que tuvo de todo: goles, tarjetas y cambios como para hacer un enroque en ajedrez. Y así, entre idas y vueltas, se fue otro capítulo de nuestra querida liga, dejándonos con ganas de más, como siempre. ¿Y ahora? A esperar el próximo partido, ¡que esto sigue!