¡Un Partidazo en el Julio Humberto Grondona!
¡Amigos, qué tal! Hoy les traigo la posta de lo que fue un encuentro que tuvo más condimentos que un asado en familia. Nos juntamos en el Estadio Julio Humberto Grondona en Avellaneda, donde Barracas Central y Godoy Cruz se enfrentaron en una jornada que prometía chispas, y vaya si las hubo.
Desde el pitazo inicial del árbitro, F. Echenique, se sintió la vibra. El reloj marcaba apenas los 26 minutos cuando Godoy Cruz, con más puntería que gaucho en doma, pegó primero. L. Martínez Dupuy, asistido por K. Parzajuk, mandó la pelota a dormir al fondo de la red, dejando a los de Barracas con cara de haberse tomado el mate amargo.
Pero como buen encuentro de fútbol argentino, no faltaron las tarjetas. Antes de que se pudieran tomar el descanso, Jhonatan Candia de Barracas se ganó una amarilla por una falta que fue más evidente que bailar cuarteto en un velorio.
El segundo tiempo fue una revolución, Barracas metió cambios más rápido que cambio de look en culebrón. D. Miloc, N. Barrios, y F. Mater, todos salieron a la cancha como nuevos, buscando ese gol como quien busca el control remoto cuando empieza el partido. Y no tardaron, porque al minuto 51, F. Bruera, con la ayuda de J. Morales, puso el empate, dejando el partido más picante que chimichurri en pizza.
Pero cuando parecía que Barracas podría dar vuelta la historia, Martínez Dupuy, ese mismo que abrió el marcador, clavó el segundo para Godoy Cruz a los 90 minutos, dejando a los locales más fríos que helado de palito en invierno.
Al final, los de Godoy Cruz se llevaron los tres puntos a casa, con un 2-1 que sabe a gloria, mientras que los de Barracas deben estar sintiendo ese amargor, como mate olvidado.
En resumen, fue un partido con todos los condimentos: goles, cambios a lo pavote y tarjetas como en juego de truco. Nos dejó queriendo más, esperando el próximo encuentro como quien espera el asado del domingo. ¡Hasta la próxima, queridos lectores! ¡Y que viva el fútbol!