¡Qué Partidazo en el Claudio Fabián Tapia!
Amigos, acabo de presenciar una verdadera pelea de gallos en nuestra gloriosa Liga Profesional Argentina. Sí señor, Barracas Central y Estudiantes L.P. nos regalaron un show digno del mejor recital de Charly García – con menos piano pero igual cantidad de emoción.
Desde el silbatazo inicial dado por Nicolás Ramírez (que más que árbitro parecía director de orquesta), ambos equipos salieron a dejarlo todo como si fueran Fito Páez corriendo para alcanzar la última milanesa en la mesa familiar. El primer tiempo fue un monólogo cortito y al pie, donde ¿quién sino? I. Tapia abrió el marcador para Barracas Central como quien se cuela sutilmente al VIP sin ser invitado.
Estaba claro que no iba a ser tarde tranquila porque Estudiantes empezó repartir tarjetas amarillas como folletos políticos en época electoral; R. Funes Mori y compañía hicieron méritos suficientes para pintar su lado del campo color girasol, mientras tanto las sustituciones venían y iban como discografías completas transferidas entre amigos melomanos.
Sin embargo, fue T. Palacios quien puso la firma estudiantil sobre el empate momentáneo casi cerrando los 90 minutos —un gol tan esperado como reunión nueva con Gustavo Cerati— sólo para ver cómo F. Bruera daba vuelta otra vez todo antes que puedas decir “¡Che boludo!”
Finalmente terminamos viendo a Barracas llevarse estos tres puntos sagrados casa propia bajo luces bonaerenses después un partido emocionante lleno cambios estrategias tácticas equivalentes sacarse zapatos apretados final largo día laboral o festival rock extremadamente satisfactorio dependiendo perspectiva uno tenga eventos fútbolísticos mencionados pero siguiendo tradición tan argentina tango mismo observaremos próximos encuentros quizá rezando algún angel guardian futbolero mantenga nivel excelencia visto hoy aquí queridos lectores hasta próxima crónica seguro tendrá ingredientes picantes también desafío mantener calma ante ellos evocación devoción parece eternamente renovada cada vez pelota comienza rodar nuestros campos juego.