¡Buenas, gente! ¿Cómo andan? Hoy les traigo un relato bien jugoso sobre el partido entre Chaco For Ever y Central Norte, que se llevó a cabo en el mítico Estadio Juan Alberto García. Un encuentro más ajustado que pantalón de Charly García en los ’80.
Antes de arrancar con la acción, déjenme decirles algo: este match fue como ver una pelea entre Indio Solari y Pappo… pero sin guitarras, solo pelota. Arrancamos con nuestro querido G. Monzón pitando el inicio del juego mientras ambos equipos parecían rezarle a San Maradona para encontrar la red contraria.
A los 18 minutos ya teníamos salseo con E. Giménez de Central Norte sacándose amarilla más rápido que Fito Páez soltando un hit en los ’90. Pero lo bueno llegó seis minutos después cuando D. Valdez por parte de Chaco metió un gol tan lindo como una zamba bailada bajo la luna del Chaco – gracias al pase mortal de B. Obregón.
Lo curioso es cómo empezaron las malabares tácticos justo al comienzo del segundo tiempo; cambiazos aquí y allá – parecía recital del Quilmes Rock cambiando bandas cada dos temas!
Central Norte intentaba emparejar las cosas pero acumulaban tarjetas amarillas como si fueran autógrafos de Soda Stereo — uno tras otro sin parar hasta sumarse a la colección particular (y bastante triste) del árbitro.
Por su lado, Chaco no estaba para boludeces y seguía moviendo ficha tras ficha tratando de mantener ese delicado 1-0; porque amigos míos, este no era momento para ser generosos estilo Mercedes Sosa cantando “Solo le pido a Dios”.
El último suspiro vino acompañado por otra amonestación hacia J. Alvacete casi cerrando el acto — te juro que esos últimos minutos estuvieron más tensos que novela turca en capítulo final.
Finalmente terminamos 1-0 favor Chaco For Ever — ¡un resultado más apretado que cinturón en asado triple! Sin dudas quedará marcado como esa vez donde todo se decidió por detalles mínimos… o tal vez sólo porque algunos prefirieron hablar con las patitas antes que jugar limpio.
Ahora sí chicos/as/e/es/os/us/xs/ixs/sxs/uxs inserte pronombre, me despido deseándoles buenas noches y sueños libres de tarjetas amarillas innecesarias! Nos vemos en el próximo posteo donde seguiré desgranando esto hermoso llamado fútbol argentino sin pelos en la lengua ni filtros digitales… total acá estamos entre compinches futboleros.