¡Qué partidazo en el Juan Pasquale, papá!
Amigos, sentaos que les voy a contar la historia de un duelo que tuvo más condimento que empanada salteña en plena peña. El enfrentamiento entre Defensores de Belgrano y CA Estudiantes por la jornada 9 de la Primera Nacional fue una verdadera demostración del folclore futbolístico argentino.
Antes que nada, dejame decirles algo: si pensabas que los clásicos solo se viven con desesperación en el Monumental o La Bombonera, es porque nunca te echaste una pasadita por el estadio Juan Pasquale un día como este.
El partido arrancó con todo desde los vestuarios mismos. Apenitas nos estábamos terminando nuestro primer choripán imaginario cuando F. Pons, ese crack de Defensores De Belgrano, metió un golazo al minuto 7 tan sorpresivo como Charly García anunciando un recital gratuito en Plaza de Mayo.
Pero no crean que CA Estudiantes iba a quedarse mirando cómo tocaban Charly y su banda tranquilamente; no señor. Al toque nomás —minuto 10 para ser exactos— J. Correa le dice “acá estoy yo” y emparda las cosas después de una asistencia fino paladar negro estilo Spinetta a cargo D. Minervino.
Ay… pero lo bueno duraba poco para los visitantes porque así como quien cambia rápidamente el disco del Flaco por uno del Indio Solari sin dejarte entrar en tema, llega nuevamente F.Pons al minuto 35 haciendo vibrar las redes otra vez ¡Y van dos hermano! Con este tipo sacándose rivales de encima más rápido que Pagani perdiendo la paciencia en debate futbolero.
Hablemos ahora sí del referato: No sé if it was more lost than turista in Recoleta but F.A., ¿qué hacías? Los tarjeteos fueron repartidos cual volantes promocionales antes d’un recital d’Andrés Calamaro- parece casi religioso su fervor por mostrar amarillas pero mantuvimos la fe intachable hasta el final del encuentro cronometrado perfectito tras esos eternos (y emocionantísimos) tres minutos adicionados donde todos rezábamos para mantener ese sagrado resultado ganador.
En resumen queridos amigos: bienvenidos sean siempre a estos rituales donde nuestra devoción se divide entre fervientes plegarias bajo banderas suplicando milagros deportivos y celebraciones paganas dignas d’la misa ricotera post triunfo liberador.
La moraleja aquí es simple: En fútbol como en buena música argenta —siempre esperen lo inesperado,— especialmente si venís cruzarte con hinchas cargados d’amores imposibles by clubs heartbreakers like sweet melodrama sounds of soda stereo echoing after derrotas tristes or victorias épicas alike.
Just remember folks—keep your scarves tight and hopes high because this beautiful game is never just about the score at halftime—it’s about passion that dances inside us much like Tango soul forever entwined with cityscape heartbeat deep down in Buenos Aires streets… Where every match could be your epic concert under stars—if you just believe passionately enough!
Ahora sí chau chau adiós and keep checking back for more tales from our beloved leather chasing drama filled pitches across Argentina’s sacred football grounds!