¡Qué Partidazo en el Gigante de Villa Fox!
¡Hola, queridos fanáticos del fútbol! Hoy vamos a desmenuzar ese bailable que nos regalaron Defensores Unidos y San Telmo, parece que se inspiraron en Pappo buscando un blues o los Redondos improvisando una zapada. El encuentro fue como esas canciones interminables donde cada segundo te mantiene al borde de la silla.
Arrancamos con un primer tiempo donde F. Laumann dijo presente para Defensores Unidos, metiendo un gol al minuto 25 que más bien pareció sacado de las mejores jugadas de Maradona contra los ingleses; aunque sin la ‘Mano De Dios’, claro está. Eso sí, antes del descanso, el árbitro decidió mostrarle el camino amarillo a J. Yangali de San Telmo —una tarjetita tan esperada como lluvia en plena sequía.
Luego del entretiempo debieron pensar que estaban cambiando figuritas porque hubo unas cuantas substituciones: S. Formichelli por L.Ojeda y A.Tello por F.Di Franco apenas arrancados esos segundos 45 minutos – ¿Adivinen? Simultáneos… ni coordinado saldría así.
Pasaron algunos minutos y otro cartón amarillo apareció para Laumann (este hombre sí que no deja pasar una). Y entre cambio va cambio viene… llegamos a uno clave cuando E.Britez ayudó desde el banco para cocinar lo necesario hasta lograr esa exquisitez culinaria porteña llamada gol gracias a S.Cocimano allá por el minuto 77 (En serio, Luciano Pereyra podría poner música detrás).
Cuando todos pensaban “esto ya está”, Cocimano vuelve a hacerse notar casi sobre la hora marcándole otra vez al portero local quien seguro estaba más desconcertado que turista perdido en Caminito.
Pero amigo… si hablamos de emociones fuertes ¿qué me dicen del penal hecho obra maestral por A.Toledo justo al filito mismo del final? Así confirmó aquel empate merecido 2-2 cual Charly García encontrando su nota perfecta durante un concierto inesperadamente largo pero apasionante.
Risas aparte muchachos/as/os: este partido tuvo detalles picantes dignos de cualquier tira cómica argentina clásica —con sus héroes instantáneos tipo Minguito Tinguitella lanzándola pa’ afuera sin querer— mientras tanto Los Santos vienen pagandolo como fiel devoto paga promesa bajo sol chaqueño.
Así concluimos esta reunión futbolística amigos/as/os: dejandonos boquiabiertosl e ilusionados esperanzados tal hincha veinticinqueañero después ver ganar su equipo anhelado mientras prueba nuevo choripán recomendación barrial post partido legendario.
Ya sabés cómo es esto… Devolvele algo tarde nomás eh, pero siempre con amor’ propio pasional deportivo.
¡Hasta la próxima mateada futbolera!