¡Qué tal, muchachada! Vamos a hablar del partidito que se jugó en el Estadio Omar Higinio Sperdutti entre Deportivo Maipú y San Martín de Tucumán
Imagínense una noche típica mendocina, con más estrellas que los recitales de Charly García en sus buenos tiempos. Ahí estaba yo, esperando un espectáculo futbolístico… pero bueno, fue algo más parecido a ver cómo mis amigos intentan cantar “De música ligera” después de unos cuantos tintos.
El encuentro terminó 1-0 a favor de los visitantes, San Martin Tucuman. Un resultado tan ajustado como pantalón nuevo post asado (¡Ups!, dije que no iba a mencionar asados). El único gol vino por parte de M. Garcia al minuto 38; parece ser que él sí sabía dónde estaba el arco contrario – cosa rara porque generalmente encontrar goles en estos partidos es más difícil que conseguir entrada para ver Soda Stereo sin vender un órgano.
Hablemos del ambiente: ni árbitro nombrado teníamos… ¿Y ahora quién nos salva? Parece ser una estrategia nueva eso de jugar sin referí – capaz pensaron “total, si juegan como santitos”.
Los locales tuvieron su chance dorada para empatar cuando M. Eggel decidió darle al balón desde el punto penal justo al minuto 55 —y lo erró—. Más mufa tiene ese pibe… Con esa puntería le recomendaría dedicarse a la pesca porque seguro no le atina al río.
Hablando de milagros y desgracias (sin meterme demasiado con la religión), las tarjetas amarillas aparecían como pan caliente – tres para cada equipo según me contaron los chusmas del barrio digital (recuerden niños y niñas: nada oficial acá).
En fin, este partido fue menos emocionante que novela repetida pero igual me dejó algunos temitas tácticos pa’ discutir con ustedes:
1) *¿Era necesario tanto cambio? Entre ambos equipos sumaron ocho sustituciones. Más cambios hubo aquí que promesas cumplidas en campaña electoral.
2) La precisión: Si vas a tener solo UN tiro decente durante todo el juego (esa bendita falta convertida por San Martín), mejor asegurate de hacerlo bien – eso hizo M. Garcia.
3) Defensivas soporíferas:* Apenas algunas luces individuales brillaban mientras todos atrás parecían estar participando en una maratón… lenta muy lenta.
No sé ustedes pero creo que hasta escuchar mi playlist vieja tiene más sorpresas que este match…
Así las cosas quedan servidas y aunque nadie parrilleo goles hoy (ahh casi rompo la promesa otra vez) siempre queda espacio pa’ mejorar e ilusionarnos pal próximo choque!
Esperemos mejores tiempos donde quizás alguno logre elevarse sobre esta medianía cual Fito Paez arrancándose con “Yo vengo a ofrecer mi corazón”. Y sino, siempre podemos seguir debatiendo qué equipo merece ganarse nuestro irónico aplauso semanal aquí en casa.
Chau gente linda ¡Nos estamos leyendo!