¡Hola, queridos fanáticos del fútbol! Bienvenidos a una nueva entrada en mi blog donde vamos a desmenuzar ese partidito que se jugó en el Estadio Guillermo Laza entre Deportivo Riestra y River Plate. Vamos directo al grano porque este encuentro tuvo menos emoción que un recital de Valeria Lynch sin micrófono.
Primero lo primero: terminamos 0-0, más aburrido que bailar con la hermana. Y eso que no fue por falta de tarjetas amarillas, eh. Parece que los jugadores estaban repartiendo más patadas y foules que piropos Charly García en sus mejores tiempos. Hablemos de Facundo Miño y Pedro Ramírez de Riestra quienes parecían estar coleccionando amonestaciones como si fueran cromos del Mundial.
La cosa siguió igualita durante todo el partido; cada tanto algún cambio aquí y allá – ni Calamaro cambiaba tanto los setlists en sus conciertos como estos equipos cambiaron jugadores buscando algo diferente. Por ejemplo, F.Colidio salió temprano para dar paso a I.Subiabre esperando alguna mejora ofensiva… pero nada cambió demasiado.
Más adelante Rodrigo Gallo vuelve al ruedo con otra tarjeta amarilla (¿acaso estaba compitiendo por algún premio o qué?). El mediocampo parecía un ring de boxeo más organizado y menos melodioso que Sui Generis sin piano —todos pegándose pero nadie dando la nota correcta.
Y ya entrados al final, cuando pensábamos todos “por ahí ahora sí”, nada sucedió excepto unos pocos cambios más intentando sacudir un poco las redes contrarias —como quien tira confites esperando pegarse la lotería— solo nos quedamos con la ilusión…y bueno también bastante sueño acumulado después de mirar semejante displicencia futbolística.
Finalmente llegaron 90 minutos cargaditos tan sólo llenos de expectativas incumplidas cual promesa electoral; dejándonos reflexionando sobre qué podríamos haber hecho mejor con esas dos horas perdidas… probablemente ver cualquier otro programa hubiera tenido más acción y drama incluso sabiendo cómo termina … Pero así estamos ¡Esperemos tener mejor suerte la próxima vez!
Así cerramos este análisis impregnado de ironías comparable solamente a una cena familiar discutiendo política argentina: mucho ruido, pocas nueces.
Nos leemos pronto ¿eh? Siempre atentos por si acaso ocurren milagros tipo Soda Stereo volviendo a tocar juntos otra vez… aunque sea virtuales ellos digo yo ¿no?
¡Hasta entonces! Mantengan esos escudos altos frente a cualquier tediosa táctica defensiva vista hoy día.