¡Fútbol, pasión de multitudes y aburrimiento asegurado en el Etcheverry!
Bueno, mis queridos futboleros, hoy les traigo un resumen que va a tener más onda que recital de Soda Stereo con Charly García como invitado… pero no por el partido en sí, sino porque aquí la creatividad nos toca poner a nosotros. Porque si esperamos algo emocionante del encuentro entre Ferro Carril Oeste y Alvarado… mejor rezarle a San Expedito para que nos haga el milagrito.
El match se disputó bajo la batuta arbitral de J. Delbarba – quien seguro preferiría estar dirigiendo una obra teatral dada la cantidad de amonestaciones y cambios que tuvo este acto– finalizó 0-0. Y no es joda, cero golcitos al cabo los 90 minutos (y ni hablar después del tiempo añadido). Así es señores y señoras: llegaron al Estadio Arquitecto Ricardo Etcheverry con toda la ilusión, pero terminamos viendo un espectáculo menos movido que Fito Páez en cámara lenta.
Hablemos un poco sobre lo ’emocionante’ del juego: las tarjetas amarillas empezaron temprano para Ferro con F. Rivero siendo pintado más rápido que mural callejero en Palermo. Luego le siguió su compañero L. Romero apenas cuatro minutitos después; quiero creer que estaban compitiendo por ver quién coleccionaba más rápido las amonestaciones.
Para no ser menos competitivo aún cuando todo parecía indicar aburrimiento supremo, A. Lorenzo desde Ferro decide llevarse todos los aplausos – o pitazos – llevándose una roja directa antes de cerrarse el telón del segundo acto ¿No será mucho drama?
Al margen destacaremos algún intento estratégico –si así podemos llamarlo– donde hubieron tantas sustituciones como podrían haber miembros nuevos entrando a Los Redondos cada semana tras otra polémica declaración ricotera sobre política nacional.
En cuanto al show montado por ambos equipos fue tan vibrante como escuchar discursos políticos durante elecciones sin café cerca; llenan espacio pero realmente ofrecen muy poco sabor o satisfacción.
¿La moraleja? Que incluso dentro del templo sagrado donde se congrega nuestra religión deportiva llamada fútbol argentino puede surgir un empate sin goles capaz de hacer pensar seriamente si valió más pena quedarse preparando unos buenos choripanes caseros mientras devorábamos colección viejas glorias musicales argentina—para mantener alto nuestro espíritu aunque sea fuera cancha—porque dentro ella esta vez definitivamente San Boring hizo aparición e hizo bien su trabajo dejándonos sin ganadores ni perdedores… solo testigos resignación ante tanta falta gol.
Así concluyimos otro episodio apasionadamente neutro del balompié criollo! Esperemos mejores destellos artísticos próximas fechas porque sinceramente necesitamos recuperar esa chispa rockera inigualable típica nuestras tierras ¡no sólo nostalgia musical vive hincha!