¡Buenas, muchachada! Hoy vamos a hablar de un partido que fue más aburrido que bailar con la hermana. Godoy Cruz y San Lorenzo se enfrentaron en el Estadio Malvinas Argentinas de Mendoza, donde parece que los jugadores estaban más perdidos que turco en la neblina. Vamos a desgranar este 0-0 que tuvo menos emociones que recital acústico del Indio Solari.
Primero, hablemos del árbitro Luis Lobo Medina, quien debe haber soñado toda su vida con un partidazo así… ¡Ja! Más tarjetas amarillas sacó que las canciones tristes tiene Fito Páez en su repertorio. Entre E. Irala y G. Hernández de San Lorenzo, sumando a B. Leyes y A. Meli por parte de Godoy Cruz antes del descanso… mamita querida, parecía una entrega de premios más generosa que esquina populosa día domingo.
Y ni hablar del festival de cambios después del entretiempo; si hubiera habido tantos goles como sustituciones estaríamos haciendo cola para ver ese partido otra vez como entrada gratis al boliche después de las tres AM pero noooo…
El único intento serio lo tuvo probablemente J.Pérez rematando desde fuera sin mucho peligro real o compromiso —bastante similar a cuando prometés volver temprano luego del asadito con amigos—: pura intención pero nada firme.
Para cerrar esta “epopeya fútbolistica” (léase con todo el sarcasmo posible), ambos equipos salieron invictos aunque quizás también invisibles porque ¿hubo realmente ganador aquí? Amigos, esto fue un empate más incoloro e insulso que dieta vegana en parrillada familiar.
En fin chicos y chicas futboleros/as: ha sido otro sábado lleno de esperanzas diluidas como submarino en jarra grande – teníamos ansias por algo épico pero nos dejaron colgados cual último bondi antes feriado largo.
Esperemos tener mejor suerte la próxima vez o nos tocará seguir contando ladrillos mientras miramos partidos así… ¡Hasta entonces!