¡Qué noche, Tete! Independiente aplasta a Godoy Cruz como Charly García en el Luna Park
Bienvenidos al resumen del partido más picante de la fecha en la Liga Profesanal Argentina, donde el reloj marcó las 21:45 y no era para ver “La hora de los pibes”, sino para que arrancara este encuentro entre Independiente y Godoy Cruz. El escenario fue nada menos que el Estadio Libertadores de América, un templo futbolístico tan sagrado como una misa del Gauchito Gil en Corrientes.
Y señores… ¿qué les puedo decir? Que si esto hubiera sido un recital de Los Redondos, claramente Independiente se llevó todos los bises. Con una goleada monumental de 4-0 sobre Godoy Cruz, dejaron claro desde el primer minuto quién mandaba en casa.
Desde luego, F. Loyola debe haber vendido su alma al diablo o algo parecido porque abrió el marcador apenas iniciado el juego con ayuda del mago G. Avalos. Y no contento con eso, a los 18 minutos volvió a sacudir las redes solo como Indio Solari podría estremecer corazones en Gualeguaychú—con potencia y sin pedir permiso.
Pero bueno, ni hablar cuando L. Arce le regaló un golazo al Rojo por error propio… eso sí que fue una desgracia digna del mejor tango llorón; casi podía uno imaginarse tocando fondo junto a Piazzolla después de ese autogol.
Entre amarillas repartidas aquí y allá —cortesía especial del árbitro Pablo Echavarria (que seguro estaba más nervioso que monaguillo nuevo)—y cambios tácticos por doquier; Godoy intentaba hacer pie pero seguían bailando un tango con dos pies izquierdos mientras Independiente ya danzaba una verdadera fiesta rockera nacional.
Para rematarla antes del descanso llegó otro golpe fatal: G. Avalos esta vez dijo “yo me encargo” anotando él mismo bajo aplausos ensordecedores al minuto 35—jalándose así todos los créditos cual Gustavo Cerati cortándola solo frente miles admirados espectadores hipnotizados por su talento irrefutable.
El segundo tiempo siguió sin mucha historia nueva bajo la manga; algunas rotaciones aquí y allí intentaban dar frescura pero eran más previsibles que final feliz en novela argentina orquestada durante almuerzo dominguero típico familiar… Aun así cada cambio era parte vital hacia asegurar esos tres puntos necesarios como mate caliente durante mañana fría patagónica.
Al finalizar apoteósicamente con control absoluto e indiscutible dominio local —sin dejar respirar ni añoranzas posibles para Mendocinos—Independiente confirmadamente sigue demostrando ser fuerte candidato quisquilloso paladar futbolístico especialmente exigente sabor porteño insuperablemente crítico mundial reconocidamente famoso caprichoso adictivo único nuestra querida tierra Argenta…
Así cerramos otra jornada inolvidable llena pasión colmada emoción puramente vibrante deportiva bendecida gratificante intensidad rivalidades ambos lados misma cancha mismísimo corazón bombonera celestial compartiendo justamente eterna infinitud espontánea diversión vivencial universal autoctona genuina tradicional auténtica esencia argentina…
¡Hasta la próxima cita bajista amigos míos!