¡Qué partido, papá! Un 0 a 0 que tuvo más pimienta que asado en reunión de amigos
Ayer fue una de esas noches en el Estadio Marcelo Bielsa que te hacen recordar por qué amamos este deporte, aunque los goles se hayan tomado el día libre. El encuentro entre Newell’s Old Boys y Belgrano de Córdoba terminó en un empate sin goles que, aunque no modificó el marcador, sí que tuvo sus momentos de chispa y nerviosismo como buen capítulo de novela de las nueve.
Primer Tiempo: Amasando el pan sin el horno prendido
Desde el pitazo inicial dado por Luis Lobo Medina, parecía que ambos equipos habían salido a la cancha más preocupados por no perder que por ganar. La pelota iba y venía como boleto de colectivo sin un destino claro, y ni hablar de las áreas que estuvieron más solas que boliche un lunes por la noche.
Cambios y más cambios: ¿Tango o Cumbia?
El segundo tiempo llegó con una catarata de cambios. El técnico de Newell’s, parece que quiso hacer más cambios que de canal en noche de estrenos. Desde el minuto 46, metió tres cambios que, honestamente, movieron el banco pero poco la cancha. Belgrano no se quedó atrás y también movió el tablero, buscando ese gol que parecía más esquivo que taxista en día de lluvia.
Tarjetas por doquier: Repartiendo más que en navidad
Si de algo no nos podemos quejar es de la generosidad del árbitro repartiendo tarjetas. Amarillas aquí y allá, y para no dejar a nadie con las manos vacías, un par de rojas que dejaron a Belgrano con diez hombres sobre el final del partido. Parecía un juego de UNO con tantas tarjetas volando.
El Final: Ni los fuegos artificiales ni el asado
Los últimos minutos fueron un intento desesperado de ambos equipos por romper el cero, pero ni con la banda de música en la tribuna lograron mover el arco. El partido se fue diluyendo como azúcar en mate caliente y nos dejó mascando la bronca de no ver ni un solo gol.
Reflexiones finales: ¿Y ahora, qué?
Este 0 a 0 sabe a poco, especialmente con la calidad que sabemos que tienen ambos equipos. Newell’s y Belgrano van a tener que revisar la pizarra si quieren aspirar a más que aplausos por el esfuerzo. Por ahora, nos queda el recuerdo de un partido que tuvo de todo, menos lo más importante: goles. Pero como buenos fanáticos del fútbol, siempre nos quedará la esperanza de que el próximo encuentro nos deje con la boca abierta y el corazón contento.
Así que, a preparar el mate y a esperar la próxima fecha, porque esto sigue y la pelota no deja de rodar. ¡Vamos todavía!