¡Hola, hola! ¿Cómo andan, muchachada? Hoy vamos a platicar sobre ese partidito entre Nueva Chicago y Estudiantes de Río Cuarto que se dio en el famosísimo “Estadio República de Mataderos”. ¡Una verdadera batalla futbolística digna de un potente rock nacional!
El match terminó 2-1 para los visitantes. Sí, sí, Nueva Chicago la peleó como Charly García en sus mejores tiempos pero no alcanzó las estrellas esta vez. Empezaron con una sorpresa temprana: M. Ortiz tuvo que salir zumbando del campo apenas al minuto 7 por lesión (esperemos que no sea tan grave como un tema desafinado de Fito Páez).
Y bueno… lo más inesperado fue cuando B. Olivera decidió meterse un golazo… pero ojo, ¡en su propia portería! Eso fue más trágico que escuchar “La balsa” sin guitarra.
Pero claro, Estudiantes de Río Cuarto no vino solo a mirar cómo luchaban contra ellos mismos; J. Antonini clavó uno antes del descanso – asistido por M. Garnerone – dejándonos igualados al medio tiempo.
En el segundo tiempo los cambios fueron tantos como fans en concierto de Los Redonditos en Obras; todos esperando esa jugada maestra que cambiara el partido.
El gran momento llegó cortesía de J. Ferreira quien puso adelante a los visitantes cerca del final y ahí quedamos nosotros viendo flotar nuestras ilusiones como globos perdidos después de un recital.
A pesar del esfuerzo shakespeariano hacia el cierre con varios intentos desesperados por parte del Torito para empatar la cosa – incluyendo cambios tácticos exprés casi haciendo magia-, simplemente no se pudo dar vuelta al marcador.
Terminamos este encuentro con una sensación similar a cuando te olvidás la letra en vivo: frustrante pero ya pensando en redimirnos pronto para ser protagonistas otra vez y evitar jugar siempre estos dramas ‘no apto para cardíacos’ estilo Ricardo Iorio.
Nos cruzaremos prontamente aquí mismo ¿eh?, mientras tanto sigan dándole duro tratando esos balones como si fueran guitarras eléctricas listas para rockear nuestra pasión argentina hasta la próxima ronda musical-futbolera.
¡Saludos y cuidense mucho!