¡Hola, hinchada! Hoy les traigo el post-mortem de un partido que fue menos emocionante que ver pintar la pared. Patronato y Deportivo Madryn nos regalaron una velada en el “Estadio Presbítero Bartolomé Grella” donde, queridos amigos, parecía que estaban jugando al ‘¿quién se duerme primero?’ en lugar de fútbol.
El esperado encuentro tuvo lugar bajo una noche tan tranquila que podrías escuchar a Charly García susurrar desde Buenos Aires. El marcador final mostró un apasionante 0-0 –sarcasmo modo on– después de unos extenuantes 90 minutos más los extras. Pongámosle algo de color porque si dependemos del espectáculo ofrecido… mejor sigamos con la anécdota.
Vayamos al minuto 46: M. Pardo salió reemplazado por D. Pacco (Patronato), quizás buscando revolver las aguas tranquilas pero solo consiguió mover algún que otro pececito asustado en el río Paraná adyacente. Cinco minutos más tarde, para añadirle ‘drama’, M. Pardo ve la amarilla; tal vez tanto cambio lo confundió y pensaba estar aún jugando al tute con los abuelos.
Hablemos ahora del festival de cambios por parte del Deportivo Madryn –parecía un desfile interminable tipo Santo Padre bendiciendo fieles– entre los minutos 69 y 82 hicieron cinco sustituciones como quien reparte facturas calientes en domingo por la mañana: Cascini sale por Bustos (una pena no verlo mucho tiempo), Ayala entra reemplazando a Solis mientras Torres decide dar paso a Silba casi simultáneamente –un verdadero juego musical-, Cabrera toma su puesto gracias a Perez poco antes para culminar Juncos cambiándose por Martinez apenas algunos instantes después.
Entre tarjetita va y viene –alabadas sean esas tarjetitas amarillas al minuto 90+3 protagonizadas nuevamente por Ezequiel Ayala junto a su compinche Bruno Juncos—que parecen coleccionarlas como figuritas difícil o cromitos del álbum mundialista viejo sin brillo ni chiste alguno…
En resumen muchachos, este fue uno esos partidos donde preferirías haber estado disfrutando alguna canción poética sobre futbolística melancolía -por ejemplo , nada nuevo bajo Sol cuando ambos equipos decidieron jugar “a lo seguro”, dejandonos deseosos eternamente ese gol fantasma perdido quizás alguna dimensión paralela Fito Paez podría escribir bellos versales acerca nuestro dolor hincha ver semejante tedio colosal campo batalla verde oliva!
Ahora sí che… ¡hasta luego! Y recordemos siempre mantener humor ante estos siestones deportivos porque llorarlo sería demasiado trágico hasta para Charly.