La Batalla de Quilmes: Un Partido con Sabor a Dulce de Leche
¡Qué tal, queridos lectores! Hoy nos toca hablar del emocionante encuentro entre Quilmes y Colegiales en el Estadio Centenario Ciudad de Quilmes. Un partido que tenía más cambios que los acordes de una canción de Charly García en pleno recital.
Para empezar, les cuento que este fue un típico duelo argentino donde no sobraron las tarjetas amarillas y hasta hubo una roja más solitaria que Fito Páez en el día del amigo. Los colegas arrancaron repartiendo estampitas amarillas como si fueran Paninis antes del mundial, dejando a L. Marra e I. Ortigoza con esa sensación amarga como cuando te olvidás la letra en medio del coro.
Y mientras todos pensábamos que iba a ser uno de esos partidos para usar como remedio contra el insomnio, llegó Machado al minuto 87 marcando un golazo tan impactante como escuchar “De música ligera” por primera vez. ¡Sí señor! Ese gol cayó desde el cielo igualito que la bendición papal un domingo cualquiera.
Quilmes se llevó los tres puntos después de haber realizado cinco sustituciones —más movimientos tácticos vimos ahí que noviazgos tiene Ricardo Fort— buscando desesperadamente ese gol salvador mientras cambiaban jugadores más rápido que bandoneón en milonga porteña.
Por otro lado, Colegiales se tuvo que resignar después del expulsado B. Garcia quien vio la roja directa tan abruptamente como ver saltar a alguien sin paracaídas; imaginate vos. Desde entonces jugaron con diez hombres intentando sostener el barco pero finalmente naufragaron cerca del final cuando Machado puso cifras definitivas al marcador.
En resumen mis amigos, este partido fue menos predecible que promesa electoral y seguro le dio algo para charlar tanto al hincha fanático perdido entre cantitos y banderas, como al analista deportivo rascándose la cabeza tratando de entender cómo es posible meter tantos condimentos en una misma cazuela futbolística.
Así cerramos otra jornada llena de fútbol aquí en nuestra tierra querida donde cada partido es un capítulo nuevo digno de ser contado… o cantado depende qué tan afinados estemos ese día.
¡Hasta la próxima!
Fiel reflejo fiel,
El cronista apasionado