La Noche en que Racing Club se Bailó un Tango con Santamarina
¡Che, boludo! Si pensabas que la Copa Argentina era tan predecible como los chistes de ventrílocuo del Capitán Garfio, estás más perdido que turista sin mapa. Ayer noche, en el emblemático Estadio Ciudad de Lanús – Néstor Díaz Pérez, Racing Club y Santamarina nos dieron una función digna de Charly García en sus mejores épocas: pura creatividad y algunas desafinaciones emocionales.
Para empezar, imaginate a S. Zunino pitando el inicio mientras ambos equipos parecían estar haciendo las paces cual Fito Páez tratando de encontrar armonía entre piano y voz. Pero claro, esto es fútbol y no un recital pacífico.
Racing arrancó mostrándonos cómo se hace cuando al minuto 45 F. Mura recibió una asistencia magistral por parte de M. Salas (seguramente inspirado en alguna jugada celestial dictada por Maradona desde algún cielo futbolero). Ahí nomás sabías que la cosa se venía buena porque fue un golazo hecho con la precisión del mejor solo de Gustavo Cerati.
Y para no dejarnos respirar tranqui ni cinco minutos después del entretiempo—como esos novios intensos que te mandan mil mensajes si no respondes uno—M. Salas volvió al ataque clavando otro gol al minuto 56 tras otra asistencia ahora cortesía de A. Balboa (que debe haber estado rezando a San Bilardo para acertar esa jugada).
Por supuesto, entre tanta música celestial también hubo cambios estratégicos más movidos que baile en boda cuando suena “La Cumparsita”. Ambos técnicos decidieron revolver sus bancos buscando ese toque fresco — o quizás esperaban algún milagro estilo Palito Ortega cantándole a lo divino durante los ’70s.
Pero amigos míos, aunque Santamarina intentó algunos contrapuntos metiendo frescos como L Dezi y M Comachi —y vaya si necesitaban refrescar esa táctica medio avejentada—no alcanzaron para cambiar el compás del partido; quedaron bailando solitos sin pareja cerca del área rival.
Al finalizar los regulares 90 minutos marcados por nuestro queridísimo reloj futbolístico sumados a cuatro extras dados como propinas pequeñas pero insuficientes para cambiar algo… ¿El resultado? Un indiscutible 2-0 favor Racing Club donde definitivamente fueron los Charlys dominantes frente unos Sandropers santamarinenses desafinados esta vez.
Así cerramos este blog mis queridos lectores fanáticos: entre melodías gloriosas racinguistas y tonadas tristes por parte santamarinense… ¡Hasta la próxima cobertura copera donde seguiremos destilando ironía fina junto amor verdadero pelo balón!