¡Buenas, muchachos! Hoy vamos a desgranar el partido que se jugó ayer entre San Lorenzo y Independiente en el mítico Estadio Pedro Bidegaín, allá por la Capital Federal. Un duelo que tuvo más emociones que telenovela de la tarde, ¡ni te digo!
Arrancamos con el gol tempranero de Independiente, cortesía de L. Millán, que la mandó a guardar con una asistencia de F. Loyola. Parecía que los de Avellaneda se iban a llevar el partido como quien se lleva el último choripán del asado, pero no fue tan fácil.
No pasó mucho tiempo hasta que San Lorenzo dijo, “acá estoy yo”, y gracias al VAR, confirmaron un penal que A. Vombergar transformó en gol. ¿Y sabés qué? Eso fue apenas a los 22 minutos. El cuervo no canta, pero cuando pica, ¡pica fuerte!
La primera parte nos tuvo a todos al borde del sillón, y justo antes del descanso, Independiente tuvo un penal a favor que, por esas cosas del fútbol (y del VAR), se canceló. Se fueron al descanso con un empate que tenía más suspenso que final de campeonato.
Ya en la segunda mitad, los cambios empezaron a llover como en día de tormenta. Independiente sacó a Tarzia y Millán, y San Lorenzo respondió con sus propios cambios, intentando encontrar la fórmula mágica.
Pero, ¡pum! A los 74, F. Loyola, que ya había asistido en el primer gol, se despachó con un golazo que dejó al arquero de San Lorenzo mirando como quien ve llover. Y sí, con ese gol, Independiente se puso 2-1 arriba.
San Lorenzo, con el agua al cuello, movió el banco otra vez, pero ya era tarde. El partido terminó 2-1 a favor de Independiente, y los de Boedo se quedaron mascando la bronca.
La verdad, fue un partido con más idas y vueltas que colectivo lleno en hora pico. Independiente se llevó los tres puntos, pero San Lorenzo mostró que tiene con qué dar pelea. ¡Qué partido, papá! Ahora, a esperar el próximo y que ruede la pelota, que de eso se trata el fútbol. Y como siempre decimos, en este bendito deporte, hasta el pitazo final, todo puede pasar. ¡Hasta la próxima, queridos futboleros!