¡Qué Partidazo en el Bajo Flores, Papá!
Bueno, bueno, bueno… ¡Si esto no fue un espectáculo, que venga Di Stéfano y lo vea! El Pedro Bidegaín se vistió de gala para recibir un clásico de los que hacen afición entre *San Lorenzo y Racing Club, donde los cuervos se llevaron los tres puntos en una montaña rusa de emociones. El resultado final fue un apretado 3-2 que nos tuvo a todos al borde del infarto, como novela de Corín Tellado.
Desde el minuto 2, M. Braida no se anduvo con chiquitas y mandó la pelota a guardar como quien no quiere la cosa, dejando a los hinchas de Racing más sorprendidos que turista en bondi. Pero esto recién empezaba, amigos. El primer tiempo fue un toma y daca, con F. Mura poniendo las tablas en el 30 para la Academia, justo un minuto antes de que el VAR confirmara que no estaba todo vendido en el sueño azulgrana.
Pero claro, cuando parecía que nos íbamos al descanso con un empate, el segundo tiempo fue un festival de tarjetas amarillas, parecía un desfile de canarios, ¡una cosa de locos! Entre falta y falta, A. Balboa se las arregló para poner el 2-1 para Racing al minuto 50, haciendo soñar a la hinchada con llevárselo.
Sin embargo, San Lorenzo no se quedó en el molde y siguió buscando como perro con dos colas. Y tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe, o en este caso, se llena: M. Braida otra vez, el hombre del partido sin dudas, empata de nuevo el partido a los 86. Y cuando todos pensaban que esto terminaba en tablas, aparece J. Peralta* al minuto 91, en tiempo añadido, para clavar el gol de la victoria y dejar a los de Boedo más contentos que perro con dos rabos.
Los cambios tácticos vinieron y fueron, con los directores técnicos moviendo el banco como jugadores de ajedrez, pero al final, el que ríe último ríe mejor, y esos fueron los cuervos que se llevaron un triunfo de esos que valen más que oro.
En resumen, un partido con todos los condimentos: goles, drama, tarjetas y más vueltas que una calesita. San Lorenzo se lleva el triunfo en un partido que será recordado por mucho tiempo, especialmente por la hinchada azulgrana que hoy duerme con una sonrisa de oreja a oreja. Y para Racing, será volver a la pizarra a pensar cómo se dejaron escapar un partido que tenían en el bolsillo.
¿Y el árbitro? F. Tello, bien gracias, en un partido caliente como parrilla de domingo, supo mantener las cosas más o menos en orden sin que se le fuera el asado de las manos.
Así que ya saben, cuando se junten en el bar o en la cancha, este es uno de esos partidos para contar una y otra vez, porque partidos como estos son los que hacen que el fútbol argentino sea más emocionante que bailar tango en baldosas flojas. ¡Hasta la próxima, campeones!