¡Qué partido, papá! Análisis del San Martín S.J. vs. Platense
Amigos, hoy nos toca hablar de ese baile que se armó en el Estadio Ingeniero Hilario Sánchez de San Juan, una fiesta que seguro no olvidará ni Charly García en sus mejores épocas surrealistas.
El árbitro Leandro Rey Hilfer fue más protagonista que Soda Stereo en la movida del rock nacional por los ’80s. El hombre pitó como si no hubiera un mañana y repartió tarjetas amarillas como pan caliente – parece que quería abrir su propio casino con tanta cartulina flotando!
Desde el arranque, Platense mostró quien mandaba; a los 11 minutos Vicente Taborda metió un golazo digno de ser cantado por Mercedes Sosa… alto grito sagrado para poner el 1-0 gracias a la asistencia precisa de A. Lotti (ese muchacho tiene más precisión que Facundo Cabral encontrando rimas). Para seguir con la tradición argentina donde nadie se queda atrás excepto al pagar una ronda de cervezas, Picco recibió su merecida amarilla seis minutos después porque ¿qué es fútbol sin una falta entre compadres?
San Martin parecía estar rezando a todos los santos pero solo cosechaban tarjetas hasta ver cómo Taborda les clavaba otro puñal al minuto 31 (Mirá vos, doblete del pibe este), otra vez ayudado por G. Mainero – estos dos están más coordinados que Los Nocheros en pleno concierto.
Para aquellos fanáticos de las conspiraciones y misterios tipo Luis Landriscina contando anécdotas: hubo un gol cancelado vía VAR justo antes del descanso… lo suficientemente emocionante para dejar tu mate frío.
Con la esperanza quemándose como leña para el asado, San Martin realizó cambios tras cambios buscando esa chispa divina o algún milagro maradoniano pero sin mucho éxito mientras Platense hacían danzar sus piezas sobre el campo cual Piazzolla tocara su bandoneón.
Finalmente cerramos con Nicolás Orsini llevándose también una amarilla casi cerrando shop —un pequeño souvenir cortesía de nuestro riguroso referee— dejandonos pensativos si este amor por las tarjetitas era parte alguna devoción oculta o simplemente pasión futbolera desbordada.
En resumen: *Platense bailó cuarteto sobre la cancha*, ganaron limpiamente 2-0 y sobró picardía rioplatense para exportar… aunque claro está podría haber sido menos doloroso si algun santo sanjuanino hubiera hecho algo más allá mirar desde arriba cómo caían derrotados sus fieles creyentes locales.
Por ahora nos quedamos aquí cruzados brazos estilo Ricardo Iorio admirando esta tragicomedia deportiva y preguntándonos qué diablos tendrán esos equipos porteños cuando vienen al interior a jugar…
¡Hasta luego corazones valientes! Y recuerden siempre llevar paraguas; nunca saben cuándo puede llover otra lluvia dorada futbolística o tal vez sólo sea uno tratando taparse del sol punzante argentino mientras espera volver tropezar con gloria próxima fecha.