¡Qué partido, papá! Crónica de una noche a pura emoción en San Juan
Ayer, en el emblemático Estadio Ingeniero Hilario Sánchez de San Juan, los muchachos de San Martín S.J. se despacharon con un baile memorable frente a Belgrano de Córdoba. Lo que arrancó más frío que mate olvidado, terminó siendo una fiesta de goles y amarillas que ni el mismísimo Sol de San Juan podría haber calentado más.
El primer tiempo fue un aburrimiento tremendo, parecido a esas reuniones familiares donde nadie se anima a hablar del elefante en la habitación. Cero a cero y pases más predecibles que promesa electoral. Pero, como quien no quiere la cosa, al arrancar el segundo tiempo, la cosa cambió más rápido que mina cuando ve que le llegó la tarjeta de crédito.
A los 51, Belgrano, con esa astucia de quien sabe que no hay que desperdiciar, metió el primero del partido gracias a N. Fernández, un gol que llegó más solo que perro en día de mudanza. Pero San Martín no se quedó atrás y, en un abrir y cerrar de ojos, T. Fernández y M. Iacobellis pusieron las cosas 2-1 antes de que el público terminara de volver de comprar el choripán.
La noche seguía y San Martín, más encendido que fogata en San Juan, metió el tercero gracias a S. González. Un golazo en el minuto 90 que dejó a los de Belgrano mirando como novio plantado en el altar.
Entre los cambios y las amarillas, el partido tuvo más entradas y salidas que colectivo lleno en hora pico. Los de Belgrano intentaron cambiar la historia con un par de cambios que resultaron ser más inútiles que paraguas de papel. Y ni hablar de las amarillas, que volaron más que papelitos en recital de rock.
Al final, con un 3-1 contundente, los de San Martín se quedaron con los tres puntos y dejaron a los de Belgrano pensando en qué hubiera pasado si las oportunidades las aprovechaban como los políticos las promesas.
En resumen, una noche de esas que te hacen amar el fútbol, con todos los condimentos: goles, emociones y ese picante que solo el fútbol argentino sabe darle. Ahora, a esperar el próximo partido, porque si es tan bueno como este, va a valer la pena desvelarse otra vez. ¡Vamos aún, San Martín! Que lo que viene sea tan bueno como este festín de goles.