¡Hola, muchachos! ¿Cómo andan? Hoy les traigo el resumen de uno de esos partidos que te hacen recordar por qué amamos este deporte tan pasional como un tango de Gardel. Nos fuimos hasta San Miguel de Tucumán, donde el Estadio La Ciudadela se vistió de gala para recibir a los equipos en la jornada 7 del torneo Primera Nacional 2025.
El encuentro fue entre San Martín Tucumán y Gimnasia Y Tiro, dos equipos que salieron al campo con más ganas que Los Redondos en concierto pero con menos precisión que una declaración amorosa en “Gran Hermano”. El único gol llegó gracias a M. Pino desde el punto penal a los 29 minutos —un remate tan decisivo como cuando Charly García decide tocar el piano descalzo— dejando así los tres puntos en casa para San Martín.
Los cambios fueron tantos que parecía baile de disfraces: ambos entrenadores moviendo sus piezas buscando ese santito milagroso al estilo Gauchito Gil, pero sin hallar la llave mágica del gol. Hablando de religión futbolística, las tarjetas amarillas no faltaron; era evidente la frustración flotante casi tanto como ver submarinos navegando por Palermo.
En cuanto a tácticas y estrategia… Bueno, si esperabas una revelación divina tipo visita papal o algo así, lamento decirte que esto fue más bien rezo repetido sin mucho fervor ni respuesta celestial. Al finalizar los 90 minutos (más seis adicionados), lo cierto es que ninguno mostró ser digno heredero del trono Maradoniano esta vez; más bien quedamos todos esperando algún destello sagrado entre pases perdidos y oportunidades fallidas.
Con todo esto dicho – haciendo un balance imparcial aunque me cueste más que admitir Boca alguna derrota -, tengo claro que ambos equipos necesitan ajustes si aspiran a convertirse en leyendas del rock nacional futbolístico argentino o incluso solo llegar lejos este campeonato. Por ahora nos conformaremos con seguir apoyándolos mientras seguimos soñando con días mejores llenos goles celestiales y victorias épicas dignas de ser cantadas por Fito Páez.
Nos vemos en la próxima fecha para otro recital… digo partido ¡Chau chau!