¡Hola, amigos futboleros! Hoy vamos a charlar un poco sobre ese partido que esperábamos con más ansias que Charly García en la sala de espera del dentista y resultó ser más aburrido que bailar un tango sin música. Así es, estoy hablando del duelo entre San Miguel y Atlanta en el Estadio Malvinas Argentinas. Un cero a cero que ni los fieles admiradores de Pimpinela hubieran querido dedicarse.
Vayamos al grano como Mercedes Sosa a sus notas altas: El partido fue una sarta de tarjetas amarillas e intercambios de jugadores como si estuvieran barajando naipes para una partida eterna sin ganadores claros. ¿Será posible? Casi podría jurar que vimos más acción en las gradas con la gente buscándose mejor asiento.
San Miguel arrancó mostrando algo de chispa cuando a los 26 minutos, C. Mosca recibió su primera advertencia formal del encuentro – una tarjeta amarilla por llevarse por delante a alguien seguramente (o eso nos gusta imaginar). No contento con ello, decidieron hacer cambios múltiples al minuto 60—parecían Los Redonditos haciendo pruebas de sonido antes del concierto!
Por otro lado, Atlanta no se quedaba atrás con las amonestaciones; J. Gomez también vio el cartón amarillo apenas entrado el segundo tiempo. Y ahí seguía el festival de sustituciones — parecía tanto tráfico como un recital cancelado última hora donde todos están tratando desesperadamente encontrar cómo volver a casa.
Y lo peor o divertido (según tu sentido del humor) llega cuando te das cuenta que ambos equipos terminaron poniendo tantos suplentes en cancha que casi podrías confundirlo con esa épica batalla entre clones y doppelgängers tipo Soda Stereo tocando ‘Persiana Americana’ pero solo usando sintetizadores desafinados.
Finalmente, tras 90 minutos y algunos intentos fallidos por darle vida al marcador – porque pareció haber menos tiros exitosos aquí que frases coherentes en ciertas películas bizarres -, todo acabó tal cual empezó: Sin goles, sin ganador… ¡y me atrevo decir–sin mucho fútbol!
En resumen: Si este partido fuera un disco sería uno pirata mal grabado; esos donde sólo saltan canciones buenas… Pero bueno, así es esto amigos míos —no siempre sale la Virgen iluminada aunque le reces toda la tarde— A veces sólo tocan ver milagros menores como llegar temprano al trabajo después de partidos así.
Hasta pronto y recordad: En fútbol argentino hay días santificados por Maradona y otros desabridos como pan viejo…este claramente fue lo segundo.