El Partidazo en el Estadio Malvinas Argentinas: San Miguel vs Arsenal Sarandí
Hola, queridos fanáticos del deporte más hermoso del mundo. Les comento que ayer nos tocó una verdadera serenata de fútbol con un toque de Pappo y Charly García, porque amigos, esto fue un rock and roll puro en la cancha. ¿El escenario? Nada menos que el Estadio Malvinas Argentinas, donde se enfrentaron San Miguel y Arsenal Sarandí dejando todo igualado como disco de Vinilo rayado.
Primer Tiempo: La Intro Que Prometía Más
Arrancamos el primer tiempo y parecía que estaba bendecido por la Virgencita de Luján, pero sin milagros a la vista todavía. Sin embargo, justo cuando estábamos pensando si íbamos por unas facturas para acompañar el mate ficticio (porque no puedo mencionarlo), ¡pum! apareció Ignacio Sabatini al filo del descanso (45 + 3) marcándole a los locales y dando ventaja parcial al Arse.
Segundo Tiempo: Los Milagros Tardan Pero Llegan
Después del entretiempo llegaron los momentos sparky… tarjetitas amarillas volaban como pan caliente de confitería por todos lados entre ambos equipos – Mosca vio una temprano (30′), Serrano también sacó pasaje directo al club ‘amarillo’ junto con otros compañeros ambiciosos.
Pero aquí viene lo mejor; cuando ya creías conocer todos los rituales folclóricos para pedir goles… Julian Ferrero dijo “aquí estoy yo” y clavó tremendo golazo equivalente a cerrar un recital con “De música ligera” dejando tiritando las redes contrarias allá por el minuto 77′.
Si algo aprendimos hoy es que aunque invoques a Santa Rita para partidos imposibles o uses tu escapulario futbolístico favorito durante casi todo el partido esperando ese tanto ansiado… cuesta romper empates bien peleados. Al finalizar los regulares 90 minutos apuntaba hacia alguna intervención divina extra; cinco minutos adicionales nos dieron más drama aún – cambiasso tras cambiasso buscaban darle vuelta al resultado mientras nosotros rezábamos cada Hail Mary pasional posible desde nuestras casas.
En resumen mis queridos devotos futboleros:
San Miguel va cantándose su tema bajista ‘Soy Quién No Ha De Morir’ sobreviviendo otro match complicadísimo frente a uno adversario tan reñido como paté de fuagrás ácido sobre tostada francesa- rico pero difícil digerir fácilmente. Ambos quedaron mano a mano mirándose fijamente preguntándose qué deberían haber hecho diferente o simplemente aceptar este destino compartido bajo cielo azul celeste argentino.
Nos leemos pronto con más perlitas futboleras dignas del mismísimo folklore nacional donde hasta parece que necesitaremos invocar Carlos Gardel para entender esta temporada loca.