¡Che, bienvenidos a mi blog de fútbol! Hoy les traigo un análisis del partido entre Sarmiento Junín y Talleres Córdoba que fue más tranquilo que Charly García en meditación. Se jugó el 16 de marzo de 2025 en el Estadio Eva Perón de Junín, provincia de Buenos Aires, dejando claro desde ya que este no iba a ser un show roquero sino una misa futbolística.
Arrancamos hablando del árbitro, A. Penel. Este hombre tenía la pinta serena como para dirigir un concierto acústico pero terminó sacando tarjetas amarillas como si repartiera autógrafos post-concierto: J. Insaurralde al minuto 42 por parte del equipo local y M. Navarro y R. Orihuela para Talleres allá por el minuto 65; dándole colorcito al asunto.
Pasaré ahora sí́ a lo emocionante… ¡Las sustituciones! Porque los goles decidieron hacerse los divinos esta vez y brillaron por su ausencia (0 – 0 terminó). Ahora imaginen esto como la danza interminable durante “La Balsa” con Luis Alberto Spinetta haciendo malabares con las guitarras porque tuvimos nada menos que diez cambios gracias a ambos equipos queriendo revivir alguna chance sin éxito alguno.
Fue casi tan esperanzador ver entrar frescos suplentes buscando milagros sobre ese césped sagrado como confiar en La Renga para bajarle volumen en medio recital… utopía pura che! En especial cuando E.Giménez entraba al campo mientras yo pensaba “quizás este es nuestro Salvador” – nacido quizá demasiado tarde después del ’85.
Bueno gente linda, así llegamos al final sin mayores sorpresas ni desafíos trascendentales tras esos eternos noventa minutos donde hasta podría haberme puesto a rezar unos rosarios completitos frente San Lorenzo(a) viendo jugar fútbol-tango sin pasión.
Prosiguiendo mejor aún notemos cómo nuestros héroes salieron intactos físicamente (bueno eso siempre se celebra aunque sea típico), llevándose cada uno su puntito para casa como quien agarra una empanada fría luego de una fiesta larguísima — ¡y todos sabemos qué decepción resultan!
En resumen, amigos míos, otro sábado más perdido intentando encontrar algún hecho relevante o simplemente algo digno de mención aparte del gran amor platónico argentino: buscar golazos donde no hay ninguno.
A seguir participantes fieles porque seguro haber venido vale pa’algo ¿no? Así será hasta la próxima barbaridad deportiva o musical aquí dentro Argentina folklorizada fulbo-céntrica… Saludetes buena onda hacendados!