¡Qué partido, papá! Análisis del empate entre Sarmiento de Junín y Barracas Central
Buenas noches, queridos futboleros. Hoy les traigo el recuento de uno de esos partidos que te hacen decir: “Che, esto es fútbol de verdad”. Nos fuimos hasta el Estadio Eva Perón de Junín este 9 de marzo de 2025, para presenciar un duelo que tuvo de todo: goles, tarjetas y cambios que parecían un desfile de carnaval. Sarmiento de Junín y Barracas Central nos regalaron un empate 1 a 1 que tuvo sabor a asado con chimichurri: intenso y bien argento.
El primer tiempo fue más aburrido que baile sin cumbia, los dos equipos estudiándose tanto que parecían estudiantes la noche antes del final. Cerramos esos primeros 45 minutos sin goles, pero con un par de tarjetas amarillas que mostraron que la cosa se iba a poner picante.
Ya en la segunda mitad, el match se puso más interesante que novela de las nueve. A los 65 minutos, Pablo Magnín, ese goleador más picante que chorizo en brasa, abrió el marcador para Sarmiento. La jugada no tuvo asistencia, fue todo mérito suyo, como esos solistas que no necesitan banda para brillar.
Pero Barracas no se quedó atrás y respondió como buenos milongueros, al toque. A los 90, cuando ya todos pensábamos en el tercer tiempo, Javier Morales, asistido por ese mago llamado Tomás Porra, puso el empate. ¡Un golazo en el tiempo añadido, más dramático que final de telenovela!
Los cambios fueron tantos que el partido parecía la puerta giratoria de un hotel, con ambos técnicos buscando la fórmula mágica. Y las tarjetas, ¡mamita! Amarillas por doquier y una roja que dejó a Sarmiento con uno menos, más complicado que subir el Aconcagua en ojotas.
Andrés Merlos, el árbitro, tuvo más trabajo que peluquero en vísperas de casamiento, intentando que las cosas no se caldearan más de la cuenta. Y al final, entre idas y vueltas, el partido terminó en empate. Como esos asados donde nadie se va con hambre pero todos hubieran querido un poquito más.
Así que ya saben, queridos, el fútbol argentino nunca defrauda: siempre nos deja algo de qué hablar, reír y, por qué no, también un poco de qué discutir. ¡Hasta la próxima, cumpas!