¡Qué Partidazo en el Kempes, Papá!
¡Hola, hinchada futbolera! Hoy les traigo el resumen de un encuentro que fue más picante que chimichurri en asado de domingo. Nos fuimos hasta el Estadio Mario Alberto Kempes, en la hermosa Córdoba, donde Talleres y Tigre se enfrentaron en una jornada que prometía y, vaya si cumplió, de la Liga Profesional Argentina.
Desde el vamos, el partido tuvo más idas y vueltas que colectivo lleno en hora pico. Tigre, que no se vino con chiquitas, marcó territorio rápido. Apenas a los 6 minutos, E. Cabrera de Tigre se ganó la primera amarilla del partido, como para que no quedaran dudas de que la cosa venía seria.
Los goles no se hicieron rogar mucho. D. Romero, ese tigre suelto en cancha, clavó el primero para la visita a los 36 minutos, dejando a los hinchas de Talleres más tensos que cuerda de guitarra. Pero los de Córdoba no se achicaron y antes del descanso, G. Benavídez, con una ayuda de V. Depietri, puso las cosas 1-1. ¡Golazo para que lloren las cebollas!
El segundo tiempo fue un verdadero festival de cambios y tarjetas. Si parpadeabas, te perdías un cambio. Y entre cambio y cambio, A. Oviedo de Tigre, recién saltado del banco, metió el segundo para los visitantes al minuto 66. ¡Un gol que cayó como balde de agua fría en pleno enero!
Talleres movió el banco a lo loco buscando la igualdad, pero la defensa de Tigre estaba más cerrada que boliche en lunes. Y no solo eso, sino que las tarjetas amarillas volaron como empanadas en feria de pueblo, especialmente en los últimos minutos, con T. Zenobio y J. Lopez de Tigre pintándose de amarillo en el tiempo añadido.
Al final, el pitazo de S. Martínez confirmó el 2-1 a favor de Tigre, que se llevó los tres puntos en una jornada que tuvo de todo: goles, tarjetas, y cambios como para hacer un manual.
Ahora sí, queridos lectores, me despido no sin antes decir que este partido tuvo más emociones que novela de las nueve. Nos vemos en la próxima fecha, con más fútbol, más goles y, esperemos, ¡menos tarjetas! ¡Abrazo grande y hasta la próxima!