¡Qué Partidito en el Pablo Comelli, Che!
¡Hola gente linda del fútbol! Hoy les traigo la resaca de ese partido que nos dejó más sorpresas que una novela de Luisana Lopilato. Nos juntamos en el Estadio Pablo Comelli para ver a Talleres Remedios enfrentarse contra los muchachos de Chacarita Juniors. Un choque digno de un disco vinilo rayado: arranca y se traba, arranca y se traba.
Para darle sabor al asunto, nuestro querido F. Viola (más conocido por sus silbidos que Charly García en concierto) tuvo la difícil tarea de dirigir este recital futbolístico bajo el cielo nocturno bonaerense del 15 de marzo.
El primer tiempo fue como esas canciones viejas sin letra: mucho ruido pero nada interesante; ambos equipos jugando al misterio, cero goles antes del té—tan emocionante como bailar un tango con zapatillas deportivas.
Pero claro, si Piazzolla hubiera abandonado cada vez que su bandoneón sonaba cortado no tendríamos obras maestras hoy dia ¿no? Algo similar pasó aquí porque todo cambió cuando volvimos del descanso. Los cambios estaban cantados desde el minuto uno y parece ser que tanto “Mago” Rodríguez como Máximo Batallini tomaron más amonestaciones que palco tiene La Bombonera durante un clásico.
Y ahí nomás empezaron a caer los goles para Chacarita gracias a Raúl Salinas —el pibe estaba más prendido fuego que fogata en San Juan— marcando primero al 52′ luego ayudado por esa especie celestial llamada Asistencia Napolitano.
Araujo también dijo presente sumándose a la fiesta goladora ocho minutos después completando con otra obra magnífica donde Quiroz repartió magias cual Sandro regalando rosas rojas.
Señoras y señores, sumemos algo picante ahora… Porque mientras unos celebraban casi podías escuchar cómo las esperanzas bajan escaleras mecánicas entre los fans locales…
Con tantos tarjetazos distribuidos parecía feria comercial día viernes negro; Tarjeta Amarilla acá-tarjeta allá-para vos-para mí-Y hasta sobraron!
Antes del adiós hubieron intentonas desesperadas por parte de Talleres haciendo cambio tras cambio tratando encontrar alguna grieta perdida … Pero ni invocando al espíritu cósmicamente futbolero lograron romper esa muralla juniniana plantada frente a su portería .
Finalmente dijeron bye-bye tacitas pateadas quedándonos todos pensativos sobre qué será lo próximo… Cortina cerrada – Románticos iluminados tan sólo por luces estrelladas discutiendo resultado finalizando apasionadamente otro corso barrial plasmado dentro canchas nacionales argentinas…
Así terminó nuestra veladita ‘veloz’, pero cargosa sentimientos encontrados donde ganadores celebraban mini Maradona mientras perdedores miraban heladerías cerradas domingo tarde esperanza renovación próxima fecha venidera…
Hasta entonces compadres soirée obsequiamé vuestra presencia misma hora mismo lugar siempre dispuestos servir narrador cuentista empacho eventos zapatos brillositos retintín balompié nuestra tierra pasión latente… ¡Salud digo Gol!